Una figura en las sombras by John Bellairs

Una figura en las sombras by John Bellairs

autor:John Bellairs [Bellairs, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 1974-12-31T16:00:00+00:00


CAPÍTULO OCHO

A la mañana siguiente, cuando se despertó, Lewis vio su habitación inundada por una resplandeciente luz invernal. La silueta oscura que lo había estado acechando bajo la farola se le antojaba algo que hubiera leído o soñado. Mientras se vestía, la sensación de acabar de haber visto una película de piratas volvió a invadirle. Se sentía de maravilla. ¿Debería contárselo a Rose Rita, al fin y al cabo? Lewis dudó. Sí, tal vez debería, aunque solo fuera para quitarse el peso de encima. Podía llamarla antes de desayunar para pillarla antes de que saliera de casa. Pero cuando llegó al teléfono, no le quedaba ni gota de determinación. Se quedó allí plantado frente al aparato, con el auricular en una mano mientras el operador preguntaba: «¿Con qué número, por favor? ¿Con qué número?», y luego colgaba. Ay, bueno. Ya hablaría con ella en clase.

Aquel día Lewis vio a Rose Rita varias veces en el colegio. Pero cuando se disponía a decir algo sobre aquel asunto, siempre notaba cómo se le tensaba algo por dentro, y terminaba hablando del equipo de fútbol americano de Notre Dame, o de la maqueta de la galera que estaban haciendo, o de la señorita Haggerty, pero no del amuleto. Cuando volvió a casa después de clase, Lewis aún no había conseguido contarle a Rose Rita lo que quería. Pero mientras caminaba hacia su casa bajo el crepúsculo invernal, Lewis vio las farolas encendidas. Se detuvo. Se le llenó la frente de gotitas de sudor. El espanto de la visión de la silueta bajo la farola lo barrió como una oleada gélida. Lewis se recompuso. Apretó los dientes y los puños. Iba a tener que contarle a Rose Rita lo del amuleto, e iba a hacerlo aquella misma noche.

Esa tarde, en mitad de la cena, Lewis apoyó el tenedor en la mesa, tragó varias veces y dijo con voz ronca y seca:

—Tío Jonathan, ¿puedo invitar a Rose Rita a quedarse a dormir esta noche?

Jonathan se sorprendió.

—¡Mmm! Vaya, Lewis, es muy poca antelación, pero veré qué puedo hacer. Tendré que preguntarle a su madre antes.

Después de cenar, Jonathan llamó a la señora Pottinger por teléfono y consiguió que diera permiso a Rose Rita para quedarse a dormir en la mansión de los Barnavelt. Por accidente, se enteró también de que Lewis todavía no le había preguntado a su amiga si le apetecía, así que arrastró a Lewis junto al teléfono y le obligó a hacer una petición formal. Luego lo organizaron todo. Lewis y Jonathan subieron a una de las muchas habitaciones vacías del primer piso, hicieron una cama y prepararon toallas de invitados. Lewis estaba emocionado. Se moría de ganas de pasar la noche jugando a las cartas, contando historias y charlando. Tal vez incluso podría hablarle de su amuleto.

Cuando Rose Rita llegó a casa de Lewis, la mesa del comedor estaba preparada para una partida de póquer. Sobre ella estaba la baraja de naipes azules y dorados con la leyenda ASOCIACIÓN DE MAGOS DEL



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